Nuevamente, Hugo Elvira nos envia una bella ilustración con motivo de la Navidad y nos explica su profundo significado. Los invitamos a leer. Queridos benefactores. Es increíble que haya pasado ya otro año. El tiempo vuela, y siempre es un gusto poder escribirles. Agradezco a AEH que me da la oportunidad de hacer la portada de esta tarjeta, créanme que mientras la voy construyendo, les tengo más especialmente presentes en mis oraciones y pido al Señor que todo lo que ustedes aparentemente pierden para darnoslo a nosotros, se convierta -cómo de hecho lo hace- en un espacio vacío que permite a Dios llenarlo con cosas que solo Él puede dar (1) y que Él considera oportunas para su felicidad y la de los suyos. De aquí, la gran importancia de la generosidad, pues con ella, nos predisponemos a aceptar los dones que Dios siempre quiere darnos, comenzando así, el ciclo virtuoso que conlleva toda donación, donde nadie pierde sino que todos ganan más de lo que podían esperar, porque esa ganancia, la da Dios. Pero, ¿no es egoísta donar pensando en recibir cosas de Dios? Esta pregunta es muy de nuestra época, porque a veces solemos analizar a Dios con nuestra lógica, con nuestra luz humana. Pero lo cierto es que, en su lógica divina, querer sus dones no solo no es egoísta, sino que está inscrito en nuestro corazón, porque nos prepara para recibir su gran don, la vida eterna, a Dios mismo. Por tanto ¡Muchas gracias por compartir sus dones con nosotros!
Hemos recibido esta carta de parte de uno de nuestros becados.
Estimado benefactor: Reciba un respetuoso saludo, deseando que Dios le colme de gracia y bendición junto a su familia. Quiero comunicarle que, por gracia de Dios, estoy en la fase final de mi experiencia de estudios en Roma. Cuando llegué a esta ciudad emblemática para nosotros los católicos, escuché estas palabras: “Dios los ha traído a Roma con un propósito y con un pretexto. El pretexto son los estudios, pero el propósito es fortalecer su vida cristiana y sacerdotal”. Hoy puedo afirmar aquellas palabras, porque, aunque lo fuerte es lo académico ha sido una experiencia muy integral. Mi director espiritual, sacerdote de la Obra, me ha ayudado mucho para que como cristiano y como sacerdote cultive mi amistad con el Señor y cuánto sentido le ha dado a mi vida y ministerio los diálogos, confesiones y todas las líneas de acción que este santo sacerdote me ha sugerido. |