"Donde me encuentre, tiene unas manos sacerdotales que lo recibirán"
Hemos recibido esta carta de parte de uno de nuestros becados.
Estimado benefactor:
Reciba un respetuoso saludo, deseando que Dios le colme de gracia y bendición junto a su familia.
Quiero comunicarle que, por gracia de Dios, estoy en la fase final de mi experiencia de estudios en Roma. Cuando llegué a esta ciudad emblemática para nosotros los católicos, escuché estas palabras: “Dios los ha traído a Roma con un propósito y con un pretexto. El pretexto son los estudios, pero el propósito es fortalecer su vida cristiana y sacerdotal”. Hoy puedo afirmar aquellas palabras, porque, aunque lo fuerte es lo académico ha sido una experiencia muy integral. Mi director espiritual, sacerdote de la Obra, me ha ayudado mucho para que como cristiano y como sacerdote cultive mi amistad con el Señor y cuánto sentido le ha dado a mi vida y ministerio los diálogos, confesiones y todas las líneas de acción que este santo sacerdote me ha sugerido.
Ya le he compartido en ocasiones anteriores, lo mucho que ha llenado mi corazón sacerdotal la experiencia eclesial que he vivido. No imaginé antes, que un día compartiría con sacerdotes de tantos países del mundo. En el colegio y en la universidad nos encontramos sacerdotes de todos los continentes. En mi colegio la mayoría son asiáticos, luego africanos, europeos son pocos y de nuestro continente americano somos menos aún, pero todos unidos en una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre; todos con un modelo común: Jesucristo y un mismo ideal: construir el Reino de Dios y con una misma característica, llamados por el Señor a ser sus sacerdotes.
Reciba un respetuoso saludo, deseando que Dios le colme de gracia y bendición junto a su familia.
Quiero comunicarle que, por gracia de Dios, estoy en la fase final de mi experiencia de estudios en Roma. Cuando llegué a esta ciudad emblemática para nosotros los católicos, escuché estas palabras: “Dios los ha traído a Roma con un propósito y con un pretexto. El pretexto son los estudios, pero el propósito es fortalecer su vida cristiana y sacerdotal”. Hoy puedo afirmar aquellas palabras, porque, aunque lo fuerte es lo académico ha sido una experiencia muy integral. Mi director espiritual, sacerdote de la Obra, me ha ayudado mucho para que como cristiano y como sacerdote cultive mi amistad con el Señor y cuánto sentido le ha dado a mi vida y ministerio los diálogos, confesiones y todas las líneas de acción que este santo sacerdote me ha sugerido.
Ya le he compartido en ocasiones anteriores, lo mucho que ha llenado mi corazón sacerdotal la experiencia eclesial que he vivido. No imaginé antes, que un día compartiría con sacerdotes de tantos países del mundo. En el colegio y en la universidad nos encontramos sacerdotes de todos los continentes. En mi colegio la mayoría son asiáticos, luego africanos, europeos son pocos y de nuestro continente americano somos menos aún, pero todos unidos en una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre; todos con un modelo común: Jesucristo y un mismo ideal: construir el Reino de Dios y con una misma característica, llamados por el Señor a ser sus sacerdotes.
Sacerdotes guatemalteos becados por AEH.
Dios me ha regalado muy buenos amigos. Con algunos de ellos recordamos nuestros diálogos al inicio, cuando teníamos que buscar las palabras en el diccionario digital que llevamos en el celular para entendernos y luego entre todos ayudarnos a decir lo que queríamos, pues resulta que un amigo es de Tailandia, otro es de Corea del Sur, otro de Noruega, otro de Angola y yo de Guatemala (imagínese nuestras conversaciones). Con ellos a veces celebramos la misa, salimos a caminar a las calles de Roma, a comer un helado, etc. a pesar de que no hablamos bien el italiano y menos aún cuando iniciamos, pero nos entendemos muy bien.
También mis hermanos sacerdotes de Guatemala han sido fundamentales para que esta experiencia sea positiva. Con ellos a pesar de habitar en distintos colegios, vivimos una fraternidad muy grande, hacemos espacios para encontrarnos con frecuencia. El COVID ha limitado algunas cosas, pero tampoco ha hecho que la experiencia sea negativa.
También mis hermanos sacerdotes de Guatemala han sido fundamentales para que esta experiencia sea positiva. Con ellos a pesar de habitar en distintos colegios, vivimos una fraternidad muy grande, hacemos espacios para encontrarnos con frecuencia. El COVID ha limitado algunas cosas, pero tampoco ha hecho que la experiencia sea negativa.
Estoy muy agradecido con Dios por esta experiencia. Pero también estoy y estaré eternamente agradecido con usted que sin conocerme me ha apoyado de esta forma tan generosa, por ello todos los días en mis momentos de oración y en la Eucaristía siempre lo tengo presente, con su familia; y me comprometo a orar por usted hasta los últimos minutos de la vida que Dios me conceda.
Ya estamos en planes de volver a Guatemala e integrarnos al servicio pastoral de mi diócesis, ya he hablado con Monseñor y él dirá la misión que Dios nos confiará en los años venideros.
Sabe que por ahora en Roma y en pocos meses en mi diócesis hay un sacerdote que, agradecido, reza por usted. Y sabe que donde yo me encuentre también tiene unas manos sacerdotales que lo recibirán y unas puertas abiertas que lo esperan cuando me pueda visitar.
Dio lo bendiga, María Santísima lo acompañe en su caminar, lo encomiendo en mis oraciones y pido que también rece por mí.
Unidos en la fe y en la oración.
Sacerdote becado.
Ya estamos en planes de volver a Guatemala e integrarnos al servicio pastoral de mi diócesis, ya he hablado con Monseñor y él dirá la misión que Dios nos confiará en los años venideros.
Sabe que por ahora en Roma y en pocos meses en mi diócesis hay un sacerdote que, agradecido, reza por usted. Y sabe que donde yo me encuentre también tiene unas manos sacerdotales que lo recibirán y unas puertas abiertas que lo esperan cuando me pueda visitar.
Dio lo bendiga, María Santísima lo acompañe en su caminar, lo encomiendo en mis oraciones y pido que también rece por mí.
Unidos en la fe y en la oración.
Sacerdote becado.